lunes, 12 de septiembre de 2011

Preparación teórica, periodo de competencia y periodo transitorio.

Preparación teórica

Dentro del sistema de preparación del deportista la preparación teórica ocupa un lugar especial. La misma es parte imprescindible del entrenamiento deportivo, ya que toda acción que lleve a cabo el ser humano de forma consciente debe poseer una base orientadora que le sirva de pauta y es precisamente a través de la preparación teórica que logramos que los deportistas, por una parte, comprendan la esencia del tipo de esfuerzo que se les exige y se apropien de la forma de realización mas eficiente de la acción y por otra, entiendan la naturaleza del proceso de su formación y los fenómenos que inciden en el mismo.
    A pesar de que su importancia es aceptada por todos, llama la atención que cuando se revisan libros de texto y manuales que tratan sobre los aspectos generales del entrenamiento deportivo, los capítulos dedicados al resto de las preparaciones poseen multitud de páginas, con numerosas informaciones teórico prácticas, mientras que a la preparación teórica, incluso los autores de gran renombre y de indiscutible aporte, le conceden apenas dos o tres cuartillas, referidas por lo general a consideraciones generales, que no ayudan mucho al entrenador en su labor concreta en este campo.

 La preparación teórica guarda estrecha vinculación con la preparación psicológica en el deporte. De hecho, tanto la preparación física como la técnica, la táctica y la teórica poseen una dimensión psicológica incuestionable, pues los procesos que regulan las acciones y todo lo concerniente al procesamiento mental de las mismas son de carácter psicológico.
    Si el deportista durante su preparación física, técnica o táctica necesita de la motivación, de la movilización volitiva, del control eficiente de sus esfuerzos musculares o de una correcta representación de los movimientos en el plano ideal, en la preparación teórica se influye especialmente sobre el conocimiento racional, se brindan informaciones que permite al deportista poseer un programa de acción mas acabado y conocer las bases morfológicas, fisiológicas, biomecánicas, metodológicas y psicológicas que rigen sus esfuerzos y acciones. Por lo tanto debemos aceptar que la preparación psicológica se desarrolla a través del resto de las formas de preparación del deportista y en el caso de la preparación teórica, la misma alcanza una dimensión casi absoluta. 

 El objetivo de la preparación teórica, según el criterio de la autora, es garantizar que los deportistas desplieguen sus esfuerzos más conscientemente a partir del conocimiento racional del proceso de entrenamiento.


"Lo que se comprende se acepta más fácilmente y permite movilizar con mayor energía la voluntad"



A pesar de que esta máxima es comprensible, son numerosos los entrenadores que no le dan a la preparación teórica la importancia que se merece.
  • Algunos consideran que es preferible dedicar todo el tiempo posible al entrenamiento físico, ya que son de la opinión que el mismo le va a garantizar el desarrollo de capacidades y habilidades necesarias para alcanzar buenos rendimientos.
  • Otros utilizan la preparación teórica como una tarea más de entrenamiento, llevándola a cabo de forma esporádica tres o cuatro veces al año.
  • También encontramos entrenadores que la realizan con mayor frecuencia, pero centrando la atención sólo en alguno de sus contenidos fundamentales y realizándola de forma expositiva, a fin de poder transmitir ideas centrales.
    Teniendo en cuenta esta realidad, deseamos comentar algunos aspectos generales a tenerse en cuenta en el momento de planificar las actividades de preparación teórica con los deportistas y los campos de acción que constituyen contenidos básicos de la misma, no solo para poder constatar lo abarcador de su influencia, sino también lo necesario de su inserción frecuente dentro de la planificación del macrociclo de entrenamiento, ya que son tan variadas las esferas que deben ser tratadas y discutidas teóricamente con los deportistas, utilizando diferentes vías para su verdadera comprensión, que nos obliga a aceptar su importancia y su frecuencia periódica en el trabajo con equipos deportivos.
    Para que alcance los fines propuestos, toda actividad de preparación teórica debe tener en cuenta diferentes 
aspectos generales a cumplir, entre los encontramos como de mayor importancia:
  1. El desarrollo en el deportista del interés cognoscitivo sobre contenidos generales y específicos del proceso de entrenamiento.
  2. El perfeccionamiento de la verbalización correcta de los contenidos de la acción. 



    Periodo de transitorio y de competencia
    La palabra competencia derivada del latín “competere” significa “buscar conjuntamente y posee varias acepciones de acuerdo al contexto en la que sea utilizada.
          Se puede competir con uno mismo superando sus propias marcas, o las de otros deportistas, se puede competir individualmente o grupalmente agresiva o naturalmente, súbitamente o progresivamente. Ya sea en un caso o en otro existe en la competencia un innato impulso a la superación.
          El reconocimiento en la competencia bien puede ser individual como en el caso del autoreconocimiento o grupal y dependerá entre otros factores de la naturaleza del deporte especifico.
         Siempre y cuando la competencia esté conducida por altos valores morales, beneficia no solo al individuo o grupo sino a la institución a la que pertenezca y al Deporte mismo.

    DESDE TEMPRANO
         El impulso de superación está íntimamente ligado a la sobrevivencia y a las tendencias de dominio que posee el hombre. Este impulso se presenta muy tempranamente en nuestra vida y es posible observarlo con claridad en los juegos infantiles. En estos, el niño repite en forma activa aquello que ha vivenciado previamente en forma pasiva. El juego sirve además como conducta que modela, limita, y recrea la fantasía del niño.
          Profunda será la relación que se puede establecer entre el juego y el deporte ya que ambos tienen aspectos similares con el común denominador del placer como afecto primordial.
         En estos juegos sera posible hallar factores que hacen a la competencia, siendo un claro ejemplo el ejercicio de los roles vinculados a la autoridad, donde el niño aprende a manejarse con códigos en donde existe el líder, el que depende el que se mejora, el que compite. Estos juegos encontramos implícita la satisfacción imaginaria de necesidades vitales, dando sentido a toda la estructura personal tanto la física como la psicosocial. Estas necesidades vitales durarán toda la vida y a “posteriori” pueden ser satisfecha por las profesiones, el deporte y otras actividades canalizantes.
          En todas estas es posible también la sublimación de la constitucional y natural agresividad humana, con el consecuente beneficio secundario.
         Una adecuada competencia infantil favorece la evolución a diferentes, posteriores y más estructurados estadios que incrementan y facilitan la madurez físico emocional del niño.
    De aquí la importancia del “juego-deporte” a edades tempranas. El niño (y el adulto) al irse autosuperando en sus metas y marcas, ya adquiriendo una noción profunda del perfeccionamiento de sus propios recursos personales.
    EL PLACER DE TRIUNFAR
         Si bien cuando se gana a un deporte a un oponente, existe la consecuente cuota de placer, todo indica que es la autosuperación la que opera con mayor intensidad en el principio psíquico que regula el placer humano. Imaginemos el indescriptible placer al alcanzar la cima de una montaña a la que hubo que conquistar.
    Este nivel de autocompetencia le permite al hombre, progresivamente ir descubriendo el enorme caudal de destrezas que posee y que por falta de aprendizaje están dormidas en su interiore, pero, prestas as brindarse a favor de la evolución personal.
         Lo “mejor” es un valor cultural sustancial que actúa como un estímulo discreto en todo hombre que anhela una vida digna y placentera. Por esto es que el deportista intenta nadar “más” y “más” rápido, saltar “más” alto, meter “más”goles.
         Este “más” es una constante ligado a “más” placer. Es este “más” el que produce mayor plenitud vital.
    Cualquier actividad física sin placer no resulta recreativa por lo cual las posibilidades de obtener un triunfo consecuente se hacen cada vez más lejanas.
         Como en la vida humana hay que vencer continuamente ciertas y determinadas resistencias, un triunfo deportivo con su correspondiente cuota de placer le otorga sentido a los “sacrificios” del entrenamiento. Sacrificios que por si mismos posee un valor terapéutico ligado a la estructura misma del deporte.
          Si bien la contracara del triunfo seria la derrota, esta en el caso de no ser repetida o constante es una fuente importante de conocimiento y por eso altamente aprovechable para regular la autoestima y neutralizando fantasías omnipotentes de “todo lo puedo” vinculadas a trastornos narcicistas de la personalidad.
          En el fondo todo triunfo humano siempre sostendrá la idea de que la vida puede sobre la muerte. Si bien a cada uno de nosotros nos depara el mismo destino, la vida se prolonga en un continuo ir hacia delante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario